Monsanto sucks!

martes, 28 de junio de 2011

Brasil: los garimpeiros

Los garimpeiros, depredadores sin fronteras

Agencia de Noticias Canal Azul 24


Como las hordas de Atila, el rey de los Hunos, que a su paso solo quedaba desolación y muerte. Así, llegan en bandadas los garimpeiros, mineros sin nacionalidad, desvalorizados en su razón de ser e hipnotizados por la promesa del oro, que van destruyendo a su paso y sin misericordia, lo que a la naturaleza en la Amazonia, le ha costado millones de años construir.
¿Pero son realmente los garimpeiros mineros ilegales y clandestinos? Alrededor de los garimpeiros se calculan más de 800 mil personas involucradas. Donde solo al norte de Brasil, en frontera con Venezuela, en la reserva o territorio indígena yanomami, operan más de 80 mil garimpeiros, aterrorizando y desplazando a la población indígena. Con más pistas de aterrizaje que el aeropuerto de Frankfurt en Alemania o el aeropuerto de Miami en los EEUU. Ellos, superando cualquier estimado creativo, han construido más de 300 pistas “clandestinas” (porque todos saben donde están) que sirven de tráfico a más de 800 aerotaxis o más bien de aerobuses.
Se estiman que operan unas 10 mil máquinas de extracción y más de 2.000 dragas que lavan el suelo de los ríos para sustraer el oro.
Las bondadosas cifras “oficiales” declaran que los garimpeiros en la Amazonia extraen alrededor de 60 toneladas anuales de oro, pero para los manejadores directos del negocio, la explotación real llega a un promedio de unas 200 toneladas por año.
¿Pero quién financia tan monstruosa logística? Que es capaz de pagar 10 mil dólares por una motobomba, mil dólares por unos metros de manguera, diez mil dólares por un rancho de tablas y zinc, 500 dólares por el transporte aéreo entre campamentos y los altos costos de los bienes y servicios de esos pueblos itinerantes. La respuesta es la ya conocida por todos: las grandes trasnacionales de la minería auríferas, liderizadas por Bélgica, Canadá, Inglaterra, Holanda, USA, Brasil, Colombia, Guyana, Uruguay, entre otras. Esos mismos países que en las cumbres mundiales sobre ambiente, nos hablan del Desarrollo Sustentable, Sostenible, Soportable, So-ultrajable.
¿Qué pensarían los engañados ciudadanos de esos civilizados países, sobre sus emblemáticas empresas mineras, que son, sin lugar a dudas, los autores intelectuales de la destrucción de la Amazonia y que estimulan y financian uno de los peores ecocidios que está ocurriendo en el mundo?
Esperemos que pronto llegue el día, donde sendas y multitudinarias marchas, de los “indignados” de esas naciones, se den en defensa del gran pulmón verde del Planeta Tierra y pidan perdón, a nombre de la humanidad, por todo el gran daño que le han hecho.


Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=131239
http://www.azulambientalistas.org

lunes, 27 de junio de 2011

Brasil: la amenaza sobre las comunidades indígenas aisladas

Indígenas suruwaha, descubiertos en los años '80; se mantienen aislados.

Obras del PAC pueden exterminar a las comunidades indígenas aisladas

Los más amenazados están en el Amazonas, Mato Grosso y Rondonia. Abandonados, los indígenas también son víctimas de la actividad furtiva y la apertura de caminos.
Manaus, 17 de Junho de 2011

por ELAÍZE FARIAS



Los pueblos indígenas aislados que viven en las proximidades de las obras de las hidroeléctricas del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del Gobierno Federal pueden ser extintos, según comenta el Consejo Indigenista Misionero (CIMI).
Los más amenazados están en la región sur del Amazonas, norte del Mato Grosso y de Rondonia. Los pueblos aislados también son víctimas de la actividad ilegal de tierras y la apertura de caminos.
Solamente en la región del río Madeira, en el límite de Rondonia con el Amazonas, hay por lo menos registrados cinco grupos indígenas aislados.
Apenas em 2011, a Fundação Nacional do Índio (Funai) anunciou que llevaría a cabor projetos para acompanhar estes indígenas - dois anos após o início das construção das hidrelétricas de Santo Antônio e Jirau.
Solo en 2011, la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) anunció que llevaría a cabo proyectos para realizar a estos indígenas –dos años después del inicio de la construcción de las hidroeléctricas de Santo Antonio y Jirau.
“Toda vez que existe un llamado boom económico en la Amazonia la vida de los pueblos aislados queda más amenazada. Y los grandes proyectos de desarrollo del pasado están volviendo a escena en la Amazonia. Ese desarrollo viene siendo pensado por intereses localizados fuera de la región. No hay un modelo pensado a partir de los pueblos que viven en la región”, alerta Francisco Loebens, indigenista del CIMI desde hace más de 30 años, y uno de los autores del libro “Pueblos Indígenas Aislados en la Amazonia”, producido juntamente entre el CIMI y la Universidad Federal del Amazonas (UFAM).
En la región del municipio de Lábrea, en el sur del Amazonas, donde los campesion y asentados son amenazados por deforestadores y furtivos, hay presencia de indios aislados sobre los cuales ningún órgano del Gobierno tiene referencias.
 “Sólo se habla de las amenazas y los asesinatos de los agricultores. Pero allá en Curuquete, donde hay un intenso conflicto de tierras, hay muchos grupos de indígenas aislados. Si los furtivos matan a los campesinos facilmente, imagine lo que ellos hacen con los indios”, cuenta Loebens.
Reducción
Según Loebens, desde que el contexto de los grandes proyectos comenzó a ser llevado adelante, hubo una reducción del 50% en los pueblos indígenas de la Amazonia.
Él recuerda que las llamadas “pacificaciones” de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) sólo intentaban remover a los indígenas del camino de los emprendimientos para crear caminos y fazendas.
Hoy, según Loebens, la estrategia es ignorar la presencia de indios aislados alrededor de los emprendimientos.
 “Estos pueblos continúan siendo considerados impedimentos para el desarrollo. En la región del río Madeira no fue hecho ningún estudio, ni relevamiento alguno sobre los indígenas aislados, antes de liberar la licencia ambiental para cada obra. En el caso de Belo Monte, hay referencias de grupos pequeños de aislados, pero nada fue hecho en efecto para mantener su sobrevivencia. Lo que se prefiere es, simplemente, desconocer la presencia de estos grupos”, dice Loebens.
Masacre
Desde que sus pueblos fueron practicamente diezmados en la década del 80, los 12 últimos indígenas juma fueron obligados a convivir con otra etnia, los uru-eu-wau-wau, en el Amazonas.
En el Maranhâo, los awá deambulan por diferentes tierras indígenas, sin lugar fijo, en condiciones precarias y perseguidos por los no indígenas.
En Rondonia, el “indígena del agujero”, último sobreviviente de su pueblo, vive literalmente en un hoyo. La FUNAI procura monitorear la presencia del índígena, a pesar de que en el pasado ya había facilitado su desalojo para favorecer el acceso de fazendeiros, según un estudio del CIMI.
Los waimiri-atroari, de 1300 personas, fueron reducidos a 500 con la construcción de la hidroeléctrica de Balbina, en el Amazonas, y hoy luchan para tener una recuperación demográfica.
Son estas algunas de las condiciones que viven hoy los llamados “indígenas aislados” en el Brasil, según artículo aparecido en el libro publicado por el CIMI y por la UFAM.
 “Cuando no es bajo la violencia directa de las armas y de las enfermedades, son bajo los emprendimientos”, dice Loebens.
Relatos
Grandes proyectos que colaboran en la drástica reducción de indígenas fueron las hidroeléctricas de Balbina y de Tucuruí, la carretera Transamazônica, BR-364, la 174 y Perimetral Norte.
Entre los pueblos que casi fueron exterminados están los waimiri-atroari, yanomani, arara, parakanâ, cinta larga y los nambikwara.
Según datos del CIMI, hay hoy 127 grupos indígenas aislados en el Brasil, siendo que 90 están en la Amazonia, pero el número puede ser muy superior, ya que hay casos que son desconocidos.
Las mayores amenazas son la exploración maderera o tala y la deforestación, la ocupación de la tierra para ganado y los agronegocios.
En el libro del CIMI, el lector puede encontrar pasajes chocantes de relatos de mucha crueldad contra los indígenas, como aconteció con el pueblo Piripkura, entre los ríos Branco y Madeirinha.
Hay un caso de aislados del río Tanauari, cuyas tierras fueron interdictas después de la masacre, y seguidamente la FUNAI destrabó la medida para beneficiar a los fazendeiros.
Otro caso es el de los indios “baixinhos”, en el Mato Grosso, cuya población disminuye a medida que la selva es deforestada.
En el Amazonas, uno de los casos más dramáticos es vivido por los indios suruwahá, con una populación de 142 mil personas, que el pasado mantenía una disputa entre la Fundación Nacional de Salud (FUNASA), la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) y la misión Jocum.
Actualmente, aquel grupo cuenta apenas con la presencia de funcionarios de la FUNAI, que realizó la desinstrucción de misioneros, por una determinación judicial.
Contacto
Las expediciones del CIMI comenzaron a ser realizadas en los años 70. Según Loebens, las experiencias de contacto con los grupos fueron hechas en el contexto de los grupos proyectados en el país, pero la metodología era la de realizar la “menor interferencia posible”.
Hoy, el CIMI no realiza más experiencias en estas áreas.

Fuente: http://acritica.uol.com.br/amazonia/Amazonia-Amazonas-Manaus-Obras-PAC-exterminar-relatorio-CIMI_0_500949993.html

domingo, 26 de junio de 2011

Movimiento Sin Tierra

El Viñedo

Brasil: datos sobre la concentración e improductividad de tierras


Por Igor Felippe Santos 

A partir de los datos catastrales del Incra, relevados a partir de la propia declaración de los propietarios de tierras, puede verse que aumentó la concentración de la tierra y la improductividad entre los años 2003 y 2010 (ver la tabla al final del texto).

Actualmente, 130 mil propietarios de tierras concentran 318 millones de hectáreas. En 2003, eran 112 mil propietarios con 215 millones de hectáreas. Más de 100 millones de hectáreas al control de los latifundistas, que controlan cada uno, en promedio, más de 2400 hectáreas.



Los datos demuestran también que el registro de áreas improductivas creció más que el de áreas productivas, lo que apunta a una ampliación de las áreas que no cumplen ninguna función social. El aumento del número de inmuebles y de hectáreas son señales de que más propietarios ingresaron en el catastro del Incra.

En 2003, eran 58 mil propietarios que controlaban 133 millones de hectáreas improductivas. En 2010, son 69 mil propietarios con 228 millones de hectáreas por debajo de la productividad media.
“Esas áreas pueden ser expropiadas y destinadas a la Reforma Agraria”, afirma José Batista de Olivera, de la Coordinación Nacional del MST.
Los criterios para clasificar la improductividad de esas áreas están en la tabla vigente de los índices de productividad, que tienen como base el censo agropecuario de 1975.

El número de propiedades improductivas aumentaría si fuera utilizado como parámetro el censo agropecuario de 2006, que lleva en consideración las nuevas técnicas de producción agrícola que posibilitan el aumento de la productividad.

Hay un amplio territorio en todas las regiones del país para la ejecución de la reforma agraria, obteniéndolo mediante expropiaciones y sin amenazar la “eficiencia” de la gran exploración del agronegocio”, afirma Gerson Teixeira, expresidente de la Asociación Brasilera de Reforma Agraria (ABRA) e integrante del núcleo agrario del PT. 




Ilustración: óleo de Diego Rivera

sábado, 25 de junio de 2011

Perspectivas Ecosociales: Isabel Rauber





El Buen Vivir, clave para una civilización intercultural


Fragmento del libro: Dos pasos adelante, uno atrás. Lógicas de ruptura y superación del dominio del capital. Vadell. Caracas, 2010.


Una concepción diferente acerca del desarrollo y progreso
 
El modelo de desarrollo basado en el molde consumista-destructivo del capital, resulta claramente incompatible con la sobrevivencia de la humanidad. El capitalismo globalizado, expresión máxima de esta civilización oxidental [Boff], hace aguas. No puede mantenerse; hacerlo equivaldría a extender y profundizar la producción destructiva de la sociedad y la naturaleza. Hoy, cuando la crisis de los capitales expone sus deficiencias a las conciencias de la humanidad, sería un contrasentido continuar sosteniendo que tal especulación, saqueo y guerrerismo ‑que abonan la escandalosa riqueza y abundancia de quienes constituyen el corazón del capital global y sus entornos cercanos‑, es condición o premisa para el cambio y el progreso sociales. Sin embargo, la constatación de esta realidad no implica su superación. El desafío consiste, en este sentido, en buscar nuevas alternativas de desarrollo basadas en una nueva concepción del mundo, es decir, de la relación humanidad-naturaleza. En base a ella será posible construir y apostar a una concepción de desarrollo ajena al esquema impuesto por el poder (que pretende, por ejemplo, que para “llegar al desarrollo” es inevitable “alcanzar” a los países desarrollados del Norte, por derecha o por izquierda).


El socialismo del siglo XX dio por sentado que el tránsito al socialismo implicaba recorrer el camino al desarrollo truncado o deformado por el capitalismo. Con el afianzamiento de la revolución socialista de octubre, las nuevas revoluciones se propusieron –contando con el apoyo de la URSS y demás países socialistas “desarrollados”‑, acortar el tiempo de construcción de las bases para dar el salto hacia el socialismo. Esto implicó ‑por izquierda‑, la asimilación y extensión del modelo eurocéntrico de desarrollo, al socialismo y la transición. Los resultados adversos están a la vista. Sin embargo, las concepciones culturales están, en gran medida, vigentes. A continuación algunos elementos.


En Indo-afro-latinoamérica, se pensó ‑y en cierta medida todavía se piensa, por derecha o por izquierda‑, que estábamos en una especie de estadío inferior al del desarrollo europeo y que –consiguientemente, en este aspecto‑, el desafío/meta consistía en alcanzar (buscar) el mismo grado de desarrollo y estatus de progreso social que los europeos. De ahí la auto-asimilación de la condición de países “atrasados”. Consiguientemente, el “desarrollo” se esperaba lograr, ya sea copiando los modelos del Norte (más exactamente, lo que desde allí decían que debía hacerse), o buscando vías para poner fin a la dependencia –con o sin la mediación del corte revolucionario‑, en aras de “completar” el desarrollo de nuestros países, incluso mediante la instauración del socialismo (revolución de liberación nacional y social). Suscribiendo estos puntos de vista, quienes sostuvieron las posiciones revolucionarias en el siglo XX, en su mayoría, priorizaron la cuestión económica por sobre las sociales, culturales, etc., y centraron en ella el programa de transformaciones, relegando a un segundo o tercer plano la cuestión medular de toda revolución: ser un camino de liberación construido por sus protagonistas y ‑a través de ellos‑, de la sociedad toda. 
Desde otro lugar, los defensores de la revolución por etapas (reformistas) también sostuvieron dicho esquema, aunque quizá de un modo más explícito: pretendían que era necesario primero “concluir el desarrollo” capitalista para luego pasar al socialismo.


Reformismo y revolución compartieron el mismo esquema del desarrollo y el tránsito revolucionario; ninguna de las propuestas socialistas de entonces rompió con el paradigma eurocéntrico. En el caso de Cuba, los caminos y las posiciones fueron sinuosos. Los debates iniciales del Che respecto a la economía soviética, la construcción de la nueva sociedad y de los nuevos hombres y nuevas mujeres, constituyen una clara muestra de ello. [Ver: Apuntes críticos a la economía política. Op. Cit]


Por diversos caminos, las reflexiones actuales más maduras en este tema convergen en un punto: El “desarrollo” capitalista alcanzado (en el Norte), resulta hoy inalcanzable e indeseable. Es inalcanzable porque las “periferias” han sido excluidas del diseño y los planes de hegemonía del capital global actual (salvo como territorios sirvientes) y no tienen cabida en ellos. Es indeseable porque el carácter destructivo y devastador que conlleva su implementación va dejando en claro que ese “modelo” va a continuar con la depredación de la naturaleza, con el saqueo, con las guerras, es decir, continuará sembrando la muerte. Precisamente por ello es incapaz de promover, defender y garantizar la supervivencia humana y natural del planeta; tampoco ofrece soluciones a la pobreza, miseria, enfermedades, analfabetismo, carencia de infraestructura y exclusión crecientes de amplias capas de la población.
Estas razones, entre otras, hacen del debate del desarrollo un debate político, social, cultural y ético, además de económico, que -en nuestras tierras- se articula directamente con el debate de la pobreza y la riqueza, de la propiedad de los recursos energéticos, del acceso a los servicios, del goce de los derechos, es decir, con la democracia. Porque atender a todos esos problemas, buscar soluciones durables para ellos, es apuntalar procesos de desarrollo que son ‑a la vez‑ de democratización, y viceversa. Desarrollo y democracia guardan –en esta concepción del mundo una relación directa biunívoca, incompatible con la esquizofrenia capitalista que contrapone economía y sociedad, sociedad y política, humanidad y naturaleza, lo público y lo privado, lo macro y lo micro.
Tales planteamientos no son precisamente una novedad, hay bastante escrito y reflexionado alrededor de tales vínculos y la necesidad de impulsarlos. Pero es en el actual proceso de Bolivia, con el impulso de la revolución democrático cultural, donde se han constituido en ejes concretos del accionar gubernamental.


Partiendo de las propuestas de los movimientos sociales e indígenas elaboradas en años de resistencia y luchas, el gobierno boliviano ha confeccionado un Plan Nacional de Desarrollo que condensa aspectos centrales de esta nueva cosmovisión. En esto consiste –sustantivamente‑ lo nuevo de sus propuestas: las ideas superan el ámbito teórico reflexivo para cobrar vida en la acción político-social transformadora.
Uno de los elementos que sobresale en dicho Plan es la vinculación de las actividades de lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión, con los planes de desarrollo, obviamente basados en paradigmas diferentes acerca de este, afincados en la inseparabilidad del vínculo humanidad-naturaleza y economía-sociedad, y de ambas dimensiones entre sí.
Es por ello que el desmontaje del colonialismo neoliberal –además del histórico‑, la descolonización raizal del Estado (y la sociedad) y la construcción de una nueva identidad boliviana plural e intercultural ‑basada en el reconocimiento de las múltiples nacionalidades que conforman el país, priorizando lo comunitario‑, resulta una trama central a la hora de pensar cómo poner fin a la pobreza extrema y la exclusión social, y cómo disminuir la desigualdad encaminándose hacia una sociedad equitativa y justa.
El objetivo central [del PND] está centrado, por lo tanto, en la supresión de las causas que originan la desigualdad y la exclusión social del país, lo que significa cambiar el patrón primario exportador y los fundamentos del colonialismo y el neoliberalismo que lo sustentan. Es decir, desmontar, no solo los dispositivos económicos, sino también los políticos y culturales, coloniales y neoliberales erigidos por la cultura dominante, que se encuentran diseminados en los intersticios más profundos de la organización del Estado y también en la mente de las personas a través de la práctica social individual en detrimento de la solidaridad y la complementariedad. [PND, 2006: 5]


El mencionado plan de desarrollo –integral y multidimensional‑, se ocupa de rescatar-impulsar formas socio-económicas solidarias de interrelacionamiento humano. Consciente de que la pobreza urbana se relaciona con la migración interna, apuesta a buscar vías para evitarla. “No se puede tratar a la pobreza y no ver a los pobres,” sostienen. El desarraigo de las personas respecto de sus comunidades y la consiguiente situación de pobreza urbana, acarrea –en todas las realidades y circunstancias‑ la ruptura de formas culturales de integración social y la proliferación de formas competitivas y no solidarias de conducta y relaciones humanas. Modificar esta situación es también parte de la lucha contra la pobreza, por el desarrollo y por una democratización raizal de la sociedad.




No hay salida dentro del capitalismo


Lo que ocurre en el mundo no es casualidad, ni consecuencia de “errores” o deficiencias en la aplicación del modelo neoliberal: es lo que se buscó y se sembró; es el sistema. No escapan a esto las propuestas que pretenden ser “mejores”, superar esas “limitaciones” apostando, por ejemplo, a un “desarrollo” capitalista nacional, no dependiente. No hay salidas capitalistas independientes (nacionales, endógenas) que puedan en este mundo globalizado superar los males estructurales del capitalismo. El capitalismo se basa en un modo de producción y reproducción que obedece a la lógica –global‑ del mercado. Esencialmente depredador de la naturaleza y los seres humanos es por tanto incapaz de resolver el problema, por el contrario, solo puede agravarlo.
La posibilidad de vida –inmediata y futura‑ radica en los pueblos que construyen alternativas en una perspectiva continental de integración productiva y reproductiva fundamentada en nuevas bases económicas, sociales, culturales y éticas. Estas se condensan y expresan hoy concretamente en una nueva concepción del desarrollo, del bienestar colectivo y la democracia, que los pueblos indígenas originarios identifican con el vivir bien o buen vivir.




Del “bienestar” individualista al “vivir bien” o “buen vivir”


 Buen Vivir o Vivir Bien, Sumak Kawsay, Ñande Reko, son expresiones propias de Bolivia, Ecuador, Perú, Paraguay... Significan, en primer término, “Vivir bien entre nosotros”. Propugnan una convivencia comunitaria con interculturalidad y sin asimetrías de poder. Como dijo Evo Morales: “No se puede Vivir Bien si los demás viven mal”. Y esta expresión condensa lo central del planteamiento solidario: Se trata de vivir como parte de la comunidad, con protección de ella, en armonía con la naturaleza, “vivir en equilibrio con lo que nos rodea”, y también “Bien contigo y conmigo”, que es diferente del ‘vivir mejor’ occidental, que es individualista, separado de los demás e inclusive a expensas de los demás y separado de la naturaleza.



El Vivir Bien es la expresión cultural que condensa la forma de entender la satisfacción compartida de las necesidades humanas, más allá del ámbito de lo material y económico. A diferencia del concepto occidental de ‘bienestar’, que está limitado al acceso y a la acumulación de bienes materiales, incluye la afectividad, el reconocimiento y el prestigio social. [PND, 2006:11]


En la propuesta y experiencia boliviana actual de apuesta al desarrollo, el Vivir Bien se corresponde con una concepción integral de la sociedad que articula desarrollo y democratización, en la que desarrollo y democracia tienen la misma importancia. Partiendo del reconocimiento de que Bolivia es un país multiétnico y pluricultural, se hace explícito el reconocimiento a los valores de la comunidad y de lo comunitario. Y lo colectivo comunitario se fundamenta como sujeto con capacidad de decisión y de acción, reconociendo en la horizontalidad una ventaja comparativa respecto a las directivas verticales.
La nueva política propone el desarrollo desde el encuentro y la contribución horizontal, y no desde la imposición y el autoritarismo. El encuentro significa la unión, la comunidad, al fiesta del compartir imaginarios urbanos y rurales, el sentido esencial de las relaciones humanas complementarias en un país diverso y comunitario. [PND, 2006:12]
La experiencia de la revolución democrático-cultural que se lleva adelante actualmente en Bolivia constituye parte de los puntales y avances de las nuevas propuestas civilizatorias, caudal cultural que alimenta la utopía y constituye, a la vez, un soporte ético e ideológico de los procesos de búsqueda y construcción de una civilización re-humanizada, basada en un sistema social raizalmente democrático, equitativo, humanista, liberador y superador de la destructiva hegemonía económica, social, cultural e ideológica del capital.


Los viejos paradigmas sobre civilización, desarrollo, bienestar y progreso social basados en el consumismo, el derroche y el uso abusivo de la naturaleza, se revelan hoy en su irracionalidad; resultan insostenibles, salvo como camino de suicidio colectivo de la humanidad. Esta verdad indiscutible es, sin embargo, sistemáticamente soslayada/ocultada por el poder y sus profusos tentáculos institucionales y no institucionales de dominación económica, política, cultural y comunicacional. Por eso resulta “saludable” no confiar en sus ofertas, ni adoptar sus pretendidas alternativas de “superación” de los anteriores patrones de “desarrollo”. En realidad, tales “alternativas” apenas modifican la exterioridad de la formulación de los viejos planteos neoliberales, en aras de mantener intactos los patrones de saqueo y explotación, de consumo y de conducta apropiativa-destructiva del mundo.
Frente a ello, resalta la propuesta programática actual de los pueblos de Bolivia acerca del desarrollo: se basa y proyecta una opción civilizatoria en la que late con fuerza la posibilidad de vida.


¿Quiere esto decir que en Bolivia todo está resuelto, que ya se han superado las contradicciones heredadas y las nuevas, que se ha derrotado y superado la hegemonía sembrada en siglos de saqueo capitalista colonial y colonialista, que se han superado las añejas culturas (y prácticas) de la izquierda y el corporativismo sindical de oposición al Estado y gobierno, y que ya se enseñorea en Bolivia la nueva sociedad constituida por nuevos hombres y nuevas mujeres?
Nada más lejano a la realidad (y de mi pensamiento)
Ciertamente no todo son rosas y palmas. Los procesos de transformación son procesos vivos, es decir, abiertos y delineados en medio de cambios constantes en la correlación de fuerzas político‑sociales en pugna que los van definiendo (y condicionando). En el caso del proceso boliviano actual, esto ‑obviamente‑ ocurre: la llegada al gobierno reposiciona y reorganiza a los actores sociopolíticos, surgen o se conforman nuevos actores, emergen viejos y nuevos reclamos, y también viejos y nuevos conflictos y contradicciones, incluso en el seno de los sectores afines al gobierno, como ocurrió, por ejemplo, en el reciente conflicto de Potosí. Es el tiempo de los sujetos para manifestar sus puntos de vista, luchar por sus derechos, fortalecerse como protagonistas y –ojala- fortalecer el proceso revolucionario. Y esto se produce en medio de sinuosidades complejas marcadas, por un lado, por el peso del corporativismo sectorial y sus viejas prácticas que incentivan ‑frecuentemente de inicio‑ reacciones antiestatales o antigubernamentales y, por otro, por errores, desviaciones u oportunismos que pueden estar presentes en la esfera gubernamental o estatal donde ‑por burocratización o distanciamiento de sus bases‑, no se atienden a tiempo los llamados de atención sectoriales ‑locales o regionales‑ a problemas concretos.


 Sacudirse las anteojeras culturales (vanguardistas) propias de otros tiempos y desarrollar las capacidades para hacer frente a estas nuevas situaciones y problemáticas, conjugándolas con el impulso (y reglamentación) de la participación ciudadana en la definición, implementación y seguimiento de las políticas públicas y el control popular del conjunto de la gestión estatal y gubernamental, resulta también parte del corazón de las transformaciones políticas de la revolución democrática intercultural en democracia. Esto es lo que se subraya cuando se afirma que la transformación no ocurre solo afuera de nosotros, sino que, en primer lugar, empieza o debe empezar en el interior de nosotros mismos.
Hasta ahora, en sentido general, puede decirse que en el proceso revolucionario boliviano las luchas sociales han venido consolidando los avances de la revolución democrática cultural e impulsando su profundización, su radicalización. Desde otro ángulo, hay que subrayar que, simultáneamente –junto al cúmulo de tareas administrativas que han recaído y recaen diariamente sobre los cuadros del MAS y de las organizaciones sociales revolucionarias‑, es clave atender a la construcción del actor colectivo, fuerza social y política plural e intercultural capaz de traccionar el complejo proceso revolucionario democrático hacia transformaciones mayores, estratégicamente socialistas, en el sentido del nuevo proyecto civilizatorio sociotransformador.
En un proceso revolucionario como el que tiene lugar actualmente en Bolivia, el problema central no se plantea –al decir de Laclau‑, con los valores de la democracia liberal: Libertad, igualdad fraternidad, sino con el sistema de poder que redefine y limita en cada momento la operación de esos valores. Por eso, en tiempo de disputa de poder como el la Bolivia de hoy, florecen las luchas de pueblos y comunidades indígenas, de campesinos/as y diversos sectores sociales por participar plenamente de la democracia, ampliándola, es decir, luchando por extender la igualdad y la libertad a sus relaciones sociales, económicas, culturales y políticas. Esto es parte de las luchas políticas y culturales por la transformación raizal de la democracia profundizando las herramientas que ella misma ofrece, es decir, poniendo fin a las relaciones de poder instauradas por la democracia excluyente y elitista del capital, para construir desde abajo otra democracia, otro poder, otra hegemonía: la de los pueblos. No ver esto coadyuva a caer en la trampa neoliberal y, pretendiendo ser “más papista que el papa”, subestimar el importante papel que tienen los actores sociales y sus luchas por conquistar/afianzar los derechos de los sectores populares. Esta “miopía” deja atrapados ‑a quienes así conciben el proceso‑, en el paradigma neoliberal que considera a la democracia como un terreno carente de conflictos, un ámbito neutral de competencia de intereses. 


Asombrosamente, al apostar o adoptar el camino de las revoluciones democráticas para transformar la sociedad, muchas organizaciones e intelectuales de izquierda visualizan de ese modo (liberal) a la democracia. Por ello “son incapaces de captar la estructura de las relaciones de poder y no pueden ni siquiera imaginar la posibilidad de establecer una nueva hegemonía.” [Laclau y Mouffe, 2004: 16] Lograr esto es, precisamente, el corazón de la transición revolucionaria democrática. Y es el desafío mayor, político, cultural, organizacional y de participación democrática de las fuerzas revolucionarias nacientes.
La construcción desde abajo de una nueva hegemonía, de un nuevo poder, requiere de un tipo de organización y conducción políticas raizalmente diferentes de las modalidades y los métodos de trabajo y organización propios del vanguardismo del siglo pasado. Además del “pecado” de la soberbia de creer que la verdad era patrimonio de unos pocos: los de la dirección del partido y, más concretamente, de su secretario general, el vanguardismo responde a la lógica del todo o nada, la de las contraposiciones blanquinegrinas, las que confunden la lucha de clases con el enfrentamiento frontal permanente de dos sectores sociales, caricaturescamente tergiversado como “motor” del cambio y desarrollo sociales. Por eso, en vez de preparar el tránsito –que supone el crecimiento de la conciencia colectiva y la formación de una correspondiente voluntad y deseo de querer vivir en una sociedad y un mundo diferente al del individualismo capitalista que ciega y mata‑, los propugnadores de la binarización social apuestan consiguiente y permanentemente a la polarización de la sociedad para así crear un clima propicio a las soluciones inmediatas y superficiales digitadas desde arriba. Sus puntos de vista se corresponden con los de la “revoluciones desde arriba” por más que en los discursos agiten lo contrario.
Sostener esto no niega la existencia de la polarización social: esta es propia del capitalismo y su lógica de mercado. Precisamente por ello, el tránsito y construcción de una nueva sociedad (por la vía democrática) supone eludir la trampa antagonizante del mercado, quebrar su lógica y empeñarse en construir otra racionalidad y otro sustrato ético para las relaciones sociales, no funcionales al mercado del capital. El antagonismo es parte de la realidad del capital, igualmente lo es la lógica polarizante que atomiza y fragmenta. Una lógica diferente que busca articular y construir protagonismo y conciencia colectivos como sustrato del poder popular se asa en otra lógica, en la solidaridad y el encuentro, en el reconocimiento y la aceptación de las diferencias sin pretender su eliminación, entendiéndolas como riquezas y no como “defecto”. Esta lógica no puede basarse en la antagonización ‑y exclusión‑ de lo diferente, sino en la búsqueda de espacios donde la diversidad sea cada vez más naturalmente incorporada, propiciando el trabajo interaticulado de lo diverso.


Se trata de no sostener ni traer al terreno propio ‑de lo popular y la construcción de lo alternativo superador del capitalismo‑ la lógica polarizante que divide y destruye lo diverso y lo solidario. Esto es parte del sustrato ideológico-cultural de la posibilidad de construir otro poder y otra hegemonía (populares). Y no tiene nada que ver ‑vale aclararlo‑ con la “conciliación de clases”, con eludir las contradicciones y conflictos que se presentan y se presentarán ‑incluso agudamente, en determinados momentos‑ con los sostenedores históricos de los intereses y el poder del capital.
No se puede establecer de antemano y fuera de situación como será la tránsición. Esta transcurre en la concatenación contradictoria de procesos abiertos, definidos y protagonizados por actores vivos en disputa ‑política, económica y cultural‑ constante con los sectores del poder del capital globalmente hegemónicos, en tiempos y situaciones histórico-concretas. La apuesta popular necesita buscar y explorar en territorio desconocido e incierto nutriéndose e inspirándose con las experiencias de luchas y construcciones que ellos, los actores sociales populares y la población no organizada‑ van desarrollando en las lógicas de los conflictos sociales y en los modos de interrelacionamiento de los diversos actores entre sí y con el conjunto de los sectores populares y la sociedad, para ‑desde ahí, en cada momento‑, entre todos, buscar, crear, construir, sostener y modificar lo nuevo.
Esto no significa desconocer, negar o eludir la existencia de la lucha de clases en el proceso de transición-construcción democrática hacia la nueva sociedad. Al contrario, es la conciencia de que lo nuevo no puede construirse con las herramientas que pertenecen a lo viejo hegemónico que se quiere desterrar y superar.


La construcción de lo nuevo supone también explorar cauces novedosos, diferentes, con diversas y complejas modalidades de organización, expresión y acción sociales que no pueden reducirse a la confrontación directa y frontal de sectores. Además de esto, vale reiterar que en las complejas realidades de las sociedades indo-afro-latinoamericanas lo clasista no equivale a la totalidad de lo conflictivo sociopolítico, así como tampoco la clase obrera o trabajadora puede identificarse con la totalidad del sujeto revolucionario. La clase obrera es parte constitutiva del sujeto, junto con otros actores sociales y políticos, del mismo modo que la lucha de clases es parte de un sinnúmero de luchas y conflictos sociales no necesariamente de evidente carácter o contenido clasista. Por ejemplo: las luchas ecológicas, de género, de identidad sexual libre, la de los pueblos indígenas originarios, la de los campesinos, la de las poblaciones urbanas empobrecidas y marginadas, etc. Obviamente, la clase obrera y sus organizaciones “naturales” como son los sindicatos, pueden desempeñar un papel activo motorizador de la articulación de las luchas, problemáticas y actores e identidades sociales, pero ello no es algo que ocurrirá indefectiblemente. Si ocurre impulsa los procesos socio-transformadores, pero –como lo evidencia nuestra historia continental reciente‑ no es condición necesaria ni suficiente para ello.


En tiempos de –larga‑ transición democrático-revolucionaria, lo ideológico y lo cultural (y lo mediático), adquieren un predominio central: la disputa de las conciencias y la formación de nuevas subjetividades irán construyendo –o frenando la construcción‑ de la fuerza social de liberación, actor colectivo de la revolución, luchando por impulsarla hacia objetivos superiores en cada momento. La lógica del todo o nada (antagonizadora) no contribuye a la lucha político-ideológica de estos tiempos, es propia de otras situaciones, catástrofes o guerras estériles que no son de desear ni invocar alegremente. Responde al raciocinio del “manotazo” propio del mercado y de quienes sueñan con la “toma del poder” por cualquier medio (incluso por la “vía electoral”).


Ilustraciones: Paul Gauguin
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=130725
Otra nota -fragmento- por la misma autora: pinche aquí

lunes, 20 de junio de 2011

ONG Vida: una ciudad históricamente libre, hoy esclava de la basura

LOS BASURALES QUE SUPIMOS CONSEGUIR-CONCEPCIÓN DEL URUGUAY





La limpieza engrandece a una ciudad. Cuando conocemos un pueblo o una ciudad y vemos sus calles, sus parques y plazas limpios exclamamos: ¡Qué limpieza!, ¡ninguna bolsa plástica!, ¡qué bien!. Claro en el recuerdo está la ciudad en la cual vivimos y es ésta: la nuestra, Concepción del Uruguay.
La culpa es compartida: vecinos y autoridades. En la mayoría de nuestros barrios el recolector pasa en los horarios previstos pero ¿por qué el vecino tiene que ir en su vehículo a tirar basura en los espacios verdes, en lugares con poca luz, en las esquinas. El paseo dominical se ha convertido en un acarreo de basura domiciliaria y a tirarla desde los vehículos y salir rápido, acompañados de la familia. ¡Todo un ejemplo de conducta a seguir por los hijos!.

Otro aporte lo hacen los carros que por las noches, negocios de todos los ramos les piden lleven restos de comidas, envases plásticos, cartones a tirarlos. Esto se puede apreciar muy tarde en la noche en el histórico basural de avenida Paysandú y 25 de Agosto.


En una de las fotos, se aprecia como en el Balneario Itapé los escombros de la obra de la avenida costanera Paysandú son tirados sobre árboles y espacio verde del Balneario Municipal. ¿No se podría haber previsto un lugar para depositarlos y darle el uso correspondiente?. Se plantan árboles y luego se los mata.

Las construcciones avanzan sobre los espacios verdes, los destruyen y los uruguayenses y visitantes nos quedamos sin lugares de esparcimiento al aire libre y, encima tapados de basura lo poco que nos queda.

Necesitamos la AUTORIDAD presente, haciendo cumplir las normas, aplicando multas pero, midiendo a todos con la misma vara. Necesitamos el ejemplo de la AUTORIDAD.
No podemos aceptar niños, familias en los basurales, día trás día, enfermandose, sin concurrir a la escuela, no puede ser una forma de vida, y ser parte de la postal de Concepción del Uruguay.
Falta el trabajo en conjunto de todas las áreas, y de todos los vecinos pero en serio y en forma constante.


La BASURA es una materia pendiente de esta ciudad y desde hace mucho tiempo. Las fotos que acompañan no son todos los basurales y minibasurales de la Histórica pero si son parte de los recorridos que hace la gente que visita la ciudad. ¡Vaya bienvenida!.



Las fotos por orden de aparición:
  1. subida hacia el monumento "de las manos"-frente al Yatch Club Entrerriano-
  2. izq. Tránsito Pesado-
  3. der. Tránsito Pesado y calle J.J de Urquiza-Viejo Hospital-
  4. Curva del Tránsito Pesado.
  5. Der. Lado Norte del Parque de la ciudad.
  6. Tránsito Pesado
  7. Tránsito Pesado
  8. Izq. Histórico basural en la avda. Paysandú y 25 de Agosto-vieja aceitera-
  9. Der. Escombros en zona verde del balneario Itapé.
  10. Calle Ameghino y cruce del FF.CC.
Las fotos son propiedad de ong VIDA pero así como lo publicado pueden ser usados, solo se solicita mencionar la fuente ong VIDA de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina
http://asociacioncivilvida.blogspot.com

domingo, 19 de junio de 2011

Belo Monte: la resistencia del Xingú


Lúcio Flávio de Faria Pinto es un reconocido sociólogo y periodista brasileño, autor de numerosas obras sobre la Amazonia y el medio ambiente, y con diversos premios nacionales e internacionales por sus trabajos sobre problemas sociales y ambientales, la libertad de prensa y la promoción de la paz. En este artículo analiza las vicisitudes de esta megaobra que, llevada a una polémica grotesca por quienes tratan de imponer su concreción valiéndose de acusaciones espúrias hacia sus detractores, terminan en cambio trasuntando con sus tecnicismos una dudosa seguridad y honestidad sobre los propios fundamentos en que se apoyan.
La aguda mirada de Faria Pinto termina por encontrar, en el fondo de su examen, sola y sin respuesta, la pregunta de rigor: si quienes están a favor no pueden demostrar su viabilidad, es decir, aquello en lo que juran conocer al dedillo...¿estarán entonces en condiciones de hablarnos sobre los beneficios ulteriores, las prioridades a tener en cuenta o la infalible propiedad de ese rasero de desarrollo con que atienden los asuntos del hombre y del medio ambiente?



Belo Monte Comienza Generando Resistencia 

por Lúcio Flávio Pinto


El tercer gran río de la Amazonia va a comenzar a ser desviado de su curso natural para la construcción del gigantesco terraplén de embalse. Después de la hidroeléctrica de Tucuruí, en el río Tocantins, y de Jirau y San Antonio, en Madeira, le tocará al Xingú recibir la usina de Belo Monte.
Sumadas, ellas tendrán un potencia de generación de energía equivalente a todo lo que está previsto para la construcción durante la vigencia del nuevo Plan Decenal. Si ya estuviesen todas funcionando, las cuatro hidroeléctricas amazónicas atenderían a más de un cuarto del consumo nacional de energía (hoy, son el 8%). Y por lo menos cinco de ellas estarán construídas en esta segunda década del siglo XXI. ¿Quedará así sellado el «destino" impuesto a la provincia de la Amazonia de ser una provincia energética nacional?


A pesar de toda la reacción desencadenada en el curso de cada uno de esos embalses, el gobierno acabó consumando su propósito de proseguir en la búsqueda exhaustiva de la capacidad energética de los ríos de la Amazonia. El IBAMA (Instituto Brasilero del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables) concluyó con el licenciamiento de implantación de Belo Monte durante la pasada semana. Ignoró las advertencias del Ministerio Público Federal, que era contrario a la conceder la autorización para el inicio efectivo de las obras civiles de la usina, con la construcción de una ataguía para desviar y secar el lecho del río, y de las reclamaciones de varias ONGs y de instancias internacionales como la OEA y la ONU.

El Gobierno dice estar seguro de que este es el mejor camino para mantener el ritmo de desarrollo del Brasil y que gran parte de la argumentación en su contra deriva de los intereses de competidores del país en el mercado mundial. Ellos no quieren que el Brasil sea una potencia internacional, posición que estaría asegurada por la amplia disponibilidad de energía, en especial de la fuente hídrica, más limpia y más barata. Entienden que ya hubo suficiente debate. No están dispuestos a sujetar su categórica voluntad de las susceptibilidades de una controversia nacional y pública.

La Cámara de Diputados convocó durante la semana pasada, en Brasilia, a una audiencia pública para debatir sobre la Hidroeléctrica. Todos los invitados comparecieron, excepto los que no podían faltar: el gobierno federal, responsable por la concesión de la obra, y el consorcio Norte Engenharia, ganador del concurso para construir la usina. Sin las dos presencias, el encuentro se frustró.

Esta ha sido la regla. Siempre que juzgan desfavorable una situación, los responsables por el emprendimiento evitan la confrontación y escapan de la controversia. La historia del proyecto de aprovechamiento energético de la cuenca del Xingú, como uno de los mayores potenciales de generación del pais, está lleno de desvíos y zigzagues.

Las piedras de mayor volumen en el camino de la ejecución del proyecto fueron tiradas por el Ministerio Público Federal de Pará. En 10 años, el MPF dispuso 11 acciones legales contra la realización de la obra. Ganó la mayoría de las iniciativas en primera instancia, pero perdió todos los recursos en el Tribunal Regional Federal. El juez federal se mostró sensibilizado por los argumentos presentados, pero el relator en la instancia superior y el colegiado revocan las decisiones proferidas.

Después de tantos entreveros judiciales, la Norte Engenharia debió comparecer contra el más destacado de sus adversarios entre los procuradores de la república en Belén, Felicio Pontes. El Consejo Nacional del Ministerio Público está apreciando el alegato de la empresa de el procurador no tiene intención de ánimo para continuar la defensa del interés público en lo contencioso.

¿Las pruebas? Lo que él escribe contra Belo Monte en su blog (heréticamente acoplado al portal del MPF, según lo entienden los denunciantes, que tienen, con todo, su propio blog en el portal del Gobierno) es lo que declara la empresa, siempre dispuesta a oírlos y a que le reserven buenos espacios. La Norte Engenharia quiere convencer a los pares del procurador que él se tornó obsesivo en el combate a Belo Monte, no importándole los motivos que pueda él proporcionar.

La empresa tiene el derecho de suscitar la supensión de Felício Pontes por parcialidad, tendenciosidad o interés personal en la causa. Y aunque él sea retirado de la causa, ciertamente, su sustituto del MPF en Pará dará continuidad a las demandas contra el proyecto. Él sólo seguirá adelante si los recursos de sus ejecutores siguen siendo aceptados por los tribunales.

Con la liberación del IBAMA, finalmente, el río Xingú comenzará a ser desviado de su curso natural con la primera gran intervención humana en su lecho: el secado para construír en él. No significará, en tanto, que la opinión pública estará convencida del acierto del proyecto.

Después de 35 años de estudios y relevamientos de campo, se podrá percibir que la trayectoria irregular de Belo Monte se debe tanto a la resistencia de sus críticos y adversarios como a las inconsistencias e inseguridades de los idealizadores de la obra.

Cuando no pudieran evitar el debate público, impuesto por la propia legislación ambiental, a través de necesarias audiencias públicas que anteceden al permiso, ellos apelarán en ciertos momentos y modificarán el diseño de la hidroeléctrica. Darán motivos, por tanto, para el escepticismo, la desconfianza, la duda y la propia condena al proyecto.

En la posición opuesta, los «represistas" y sus aliados desacreditan los adversarios apuntándolos como quintacolumnas, defensores de intereses -ocultos e ilegítimos- de alienígenas, en especial de competir contra el Brasil, y de ser «ecolocos" o, también, de poetas, visionarios, personas completamente desligadas de la realidad, desconocedoras de lo que es construir una gran usina de energía. De ahí el tono arrogante y autosuficiente de los ingenieros, como una representación contra el procurador federal paraense. Como el asunto además es técnico, los ingenieros excluyen de su ámbito a los no-iniciados en la ciencia de la construcción.

Se abstrae toda la cuestión ecológica y etnológica. Se admite, en principio, que los «represistas" tienen razón: el represamiento del Xingú no irá a causar grandes daños ambientales (todos pasibles de prevención o reparación) y que el perjuicio a las comunidades afectadas será mínimo, así como la populación de Altamira, la mayor ciudad de la región, situada en las proximidades de la represa. El balance de pros y contras en el aprovechamiento hidroeléctrico sería, de este manera, superavitario. Luego, él tendrá que ser ejecutado. Para el bien de todos y felicidad general de la nación.

¿Pero funcionará finalmente? Esta pregunta, elemental, continua sin respuesta. En la concepción original, Belo Monte, para ser viable, tendría que contar con otros reservorios aguas arriba. Las tres represas previstas, con anterioridad, inundando un área cinco veces superior al de Tucuruí, responsable del segundo mayor lago artificial del Brasil, acumularía agua en el invierno para suplir la usina durante el verano amazónico, cuando el estío reduce el volumen del Xingú en 30 veces.


Sin esas cuencas de acumulación río arriba y con la reducción del lago de la propia usina, Belo Monte no tendrá agua suficiente para funcionar durante la mitad del año. Por eso, su potencia firme (la energía disponible en promedio) será inferior al 40% de la capacidad nominal, bajo el punto de viabilidad. 

 

                    
Para que el lago formado por el represamiento de Belo Monte fuese lo mejor posible, fue necesario formar reservorios en los dos canales artificiales del desvío de agua hacia el centro de fuerza, donde estarán las enormes turbinas de energía, 40 kilómetros río abajo, las mayores del mundo. La formación de esos canales exigirá más cemento del que fue usado en el Canal de Panamá, una de las mayores obras de la ingeniería mundia. ¿Tales murallas garantizarán que no habrá fugas? Es una duda más.

Una -entre tantas- de las razones que elevaron el presupuesto de Belo Monte de 19 a 25 millones es, ahora, de 28 billones de real, ya llegando a las estimativas más pesimistas, de 30 billones, que sus constructores decían ser un absurdo. Y sin contar además unos 15 billones (¿o 20?) en la enorme línea de transmisión de energía, de tres mil kilómetros, que no está incluída en el cómputo de la empresa Norte Energia.

Queda, pues, una pregunta central: ¿Belo Monte es propiamente viable? Como ciertos críticos procuran demostrar, hay dúdas de naturaleza puramente técnica cuanto a la viabilidad operacional y económica de la usina. El aprovechamiento energético de la cuenca del Xingú tal vez sea la más demorada y accidentada de los proyectos en los anales de la construcción de represas en Brasil, que es uno de los países con mayor tradición en ese tipo de ingeniería en todo el mundo.

Hasta hoy ninguna palada de arena fue lanzada sobre el lecho del rio para hacer surgir aquello que habría de tornarse la tercera mayor hidroeléctrica del planeta, a pesar de las centenas de millones de reales ya gastados y de centenas de millares de hojas de papel escritas al respecto.

El IBAMA habría dado apenas una licencia ambiental previa el año pasado. El paso siguiente sería la concesión de la licencia de instalación. Pero había una polémica y litigio judicial que fue necesario innovar en el rito procesal e inventar una etapa intermediaria, la licencia de implantación parcial. El consorcio constructor, la Norte Energía, puede montar la construcción de la obra pero no ejecutarla. Desde el día 1ero ya puede colocar manos a la obra, aunque haya sido nuevamente cuestionado por la undécima acción del MPF.



Lo extraño es que, tres décadas después del inicio de los primero relevamientos de campo sobre el potencial hidroeléctrico de la cuenca, el proyecto aún provoque tantos cuestionamientos -y sus críticos aleguen que la decisión de construir la usina no haya sido debida con la sociedad hasta el día de hoy. De continuar parecer ser una caja negra -o de Pandora- de ella todo puede salir. Sobre todo, sorpresas desagradables.

En 1989, cuando el gobierno era dueño del proyecto e imaginaba estar presente en la puesta en práctica, Tuíra, una india de la tribu guerrera de los Kayapó, le restregó su machete a un asustado ingeniero Muniz Lopes, director de la Electronorte, durante el I Encuentro de los Pueblos Indígenas del Xingú. La imagen -de gran impacto visual y denso significado simbólico- corrió por el mundo.

Era la civilización autoritaria e insensible que intentaba imponer sus dogmas materiales ( el «desarrollo") sobre los derechos de pueblos ancestrales, abusando de su poder y tecnología. Resurgencias del sentimiento de culpa original de los colonizadores blancos en relación al buen salvaje rousseauniano bloquearían la continuidad del emprendimiento. Tuiría venció con su machete a las pesadas máquinas de la Electronorte.

Diez años después el proyecto retomó su decurso, ahora retocado. No era más una visión categórica e impuesta por los regímenes militares (que habían llegado a su fin cuatro años antes) Por ella, el Xingú recibiría seis represas para generar 20 mil megawatts de energía, a costa de inundar un área de 18 mil kilómetros cuadrados, cuatro veces y media más de lo que el mayor lago artificial del país, el reservorio de la hidroeléctrica de Sobradinho, en el río San Francisco.

En lugar de eso, una única represa, ya en el bajo curso del rio, uno de los afluentes del monumental Amazonas. Y el reservorio sería reducido al menos un 10% de la previsión inicial, en 1225 kilómetros cuadrados. En verdad, menos aún: descontándose que el propio Xingú inunda durante la mitad del año, serían 516 km2, de los cuales unicamente 228 km2 serían en el propio lecho del rio (los otros 134 km2 resultarían del alagamiento a lo largo del canal, que desviarían las aguas de su curso natural para la inmensa fuerza central de la usina, 40 kilómetros abajo).

Cada megawatt generado por Belo Monten inundaría apenas 0,005 km2 contra una media nacional de 0,49 km2. Para ahorrar, los bosques, la ciudad de Altamira y las tierras indígena del alagamiento, la usina tendría el menor de todos los reservorios posibles.
En consecuencia, no se podría almacenar agua en el invierno para usar en el verano, cuando las tasas de agua del Xingu llegan a disminuir unas 30 veces. El régimen de funcionamiento de la hidroeléctrica será de agua corriente, «al borde del agua", como dicen los represistas.


Y lo que explica la gran diferencia entre lo que ella puede generar como máximo, usando sus 20 máquinas (11.233 megawatts), es su potencia media, de 4.571 MW, descontando los meses en que quedará parada o produciendo poco. La relación es inferior al punto de viabilidad de ese tipo de emprendimiento, que es de 50%. De ahí tantas dudas sobre la rentabilidad del negocio.

La pérdida de facturamiento por causa de esa opción (la alternativa seria formar el mayor lago posible para elevar la potencia firme, garantizando el lucro del negocio) será de 300 millones de reales en el año, 50% más de lo que la compensación que será paga anualmente a los municipios  afectados por la obra, el mayor valor de idemnización de una obra pública en la Amazonia.

Aparentemente, estaría atendida la principal crítica a los emprendimientos hidroeléctricos en la Amazonia, que provocan grandes inundaciones, como en Tucuruí, en el Tocantins, también en el Pará (3100 Km2) y Balbina, en el Uatuma, en el Amazonas (2430 km2). Minimizar el impacto ambiental en el Xingú fue tan prioritario que puede tener comprometida la viabilidad económica de el proyecto. ¿Por qué, entonces, la obra continua sobre una disputa tan intensa, dentro y fuera del Brasil? 

Es otra pregunta en espera de una respuesta satisfactoria. Por eso, la novela proseguirá.


Fuente: http://blogdoestado.blogspot.com/2011/06/belo-monte-comeca-enfrentando.html
Tradujo: @australito

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Trailer del documental "La Voz del Xingú"

Algunas imágenes del río Xingú,en Mato Grosso, lugar donde intentan construir Belo Monte, la tercera usina hidroeléctrica más grande del mundo. "Necesito su ayuda", dice el Jefe indígena, "no dejaremos que destruyan nuestros bosques". En Brasilia, en tanto, el Gobierno persiste con su ceguera; ha provocado el llanto de ese mismo Jefe cuya foto se hizo tan conocida a través de la red y,para colmo de males, el mundo debe contemplar, absorto, que un gobierno que se define a sí mismo de izquierda administra puntillosamente su importante país en función de los que expolian al medio ambiente y a los pueblos.


viernes, 17 de junio de 2011

Brasil: Los Mundurucus y el Proyecto "Complejo Hidroeléctrico Tapajós"

Nota de Tapajóslivre.org

El contacto entre no indígenas e indígenas en el Brasil es una historia de grandes desastres étnicos, generalmente con una reducción drástica de la populación, o que causó la extinción de varios de sus grupos. Además de la disminución poblacional, sus tradiciones y sus aspectos culturales sufren cambios significativos pues a igual que sus tierras tuvieron que aprender a transformarse y adaptarse para seguir existiendo. Para quien se imagina que ese contacto entre blancos e indígenas se resume a una época del «descubrimiento" del Brasil, una novedad sorprendente: muchos de los pueblos conocidos actualmente fueron conocidos apenas recientemente, en las décadas de 1970, 1980, y hasta 1990. Esto ocurrió durante la dictadura militar, época de «integración" de la región norte al resto del país a través de «grandes proyectos", principalmente, con la apertura de varias rutas federales como la Transamazónica (BR-230), la de Porto Velho-Manaus (BR-319) y la construcción de grandes hidroeléctricas como Tucuruí y Balvina.

Mas otra vez se engaña quien se imagina que los efectos de las grandes obras sobre los pueblos indígenas ya acabaron. A pesar de los muchos cambios ocurridos en Brasil en ese período, los ejes que rigen el «desenvolvimiento" del país parecen ser las mismas de otros momentos. Así, son retomados con mucha fuerza los grandes proyectos en la Amazonía: asfaltado de las carreteras BR-230, BR-163, BR-319, etc. y los mega emprendimientos hidroeléctricos como el Complejo Madeira o el Complejo Tapajós, sólo para citar algunos.

Pero otra vez, los pueblos indígenas son profundamente afectados. Es el caso del Complejo Tapajós en que, inicialmente, estaban previstas 5 (cinco) hidroeléctricas, pero que tendrán un potencial para otras dos (sí, 7 embalses), y el principal pueblo a sentir sus consecuencias seran los Mundurucus. Ese pueblo, que ya ocupó extenso territorio en el sudoeste del Pará, hoy vive principalmente en algunas Tierras Indígenas (TI) como a TI Mundurucu, Sai cinza, Praia do Indio, Praia do Mangue, y en localidades no declaradas como TI (Sao Luiz do Tapajós y Pimental), pero que son lugares históricamente utilizados por esa población. En un primer momento el Complejo Tapajós no causaría el anegamiento de las TIs grandes o declaradas, pero practicamente mandaría al fondo del lago el sitio correspondiente a Pimental. Que "sólo" estos sitios se inunden no quiere decir que sea éste el único impacto sobre los Mundurucús, los problemas van mucho más allá.

Según la perspectiva de marketing un gran emprendimiento como éste traerá empleo y desarrollo para la región. Esa promesa, utilizada ya tantas veces, atraerá a muchas personas hacia el lugar. Lo que no avisan en la propaganda es que en otros proyectos similares  a este el tamaño del emprendimiento resulta muy diferente de la inversión que se necesita para los inmigrantes que reciben. Así, los problemas existentes se estarán multiplicando: problemas de saneamiento, salud pública, educación, prostitución, falta de vivienda, aumento de precios, etc.
¿Y no será que esto puede afectar a los indígenas de la región?

Es fácilmente constatable que el aumento poblacional genera un aumento en el uso de los recursos naturales de una región. Más personas precisan de más comida, o sea, más espacio para plantar o criar ganado, o también, más peces. Esas personas también van a precisar de las casas para vivir y eso implica más madera para la construcción civil (además de aquella destinada a la obra directamente). Observando la actual situación de los órganos reguladores del uso de esos recursos (Secretaría de Medio Ambiente del Pará, IBAMA, ICMBio) y del órgano responsable para la política indigenista (FUNAI) que ya operan con gran dificultad en el control, se puede predecir que la caza furtiva y otras actividades ilegales aumentarán considerablemente, incluso dentro de los territorios indígenas.

El uso indiscriminado del recurso pesquero es un factor muy preocupante, pues es uno de los principales alimentos de los mundurucús. La pesca de arrastre, actualmente practicada indiscriminadamente por algunos pescadores en el río Tapajós, hizo que los peces que regresan al Alto Tapajós no lleguen a su destino final. La disminución significativa de la populación de peces ya es sentida en las comunidades a lo largo del río y tiende a agravarse con la migración para la región de Itaituba.
Otro factor de preocupación es el origen de la madera que se necesitará para el trabajo y la construcción civil. La mayor parte de la superficie terrestre tiene unidades de conservación del hábitat indígena y ahí se encuentra la mayor parte de la madera requerida. A pesar de que gran parte de esas Unidades de Conservación estarán relacionadas a la exploración maderera se espera que la presión por esos recursos aumenten también sobre las Tierras Indígenas, que incluso son vecinas de las áreas protegidas en concesión para la exploración.
También hay que advertir que los sitios de construcción donde hay una gran concentración de hombres históricamente conducirán a un aumento de la prostitución en la región. Uno de los argumentos principales es que el primer edificio se encuentra cerca de São Luiz do Tapajós, donde habitan muchos indígenas. Además, con la continuación del complejo, la ciudad de Jacareacanga, que tiene un número significativo de Mundurucus, también será un apoyo para la construcción de otros proyectos hidroeléctricos. Explotación sexual de mujeres, tan comunes en grandes proyectos como estos, además de la degradación de la mujer (en el sentido de la dignidad y su salud), también puede conducir a la desintegración de los matrimonios indios y la desintegración social de las personas.


Otro punto a considerar es la forma de establecer la relación entre los actores de este proceso, porque el momento es muy delicado y frágil para la situación de los Mundurucus. Por lo tanto, las alianzas desiguales se pueden establecer entre los nativos y los empresarios, madereros, colonos, etc. Un ejemplo es la presión que sufren las personas mundurucús por los empresarios con el fin de cambiar algunas aldeas de lugar, incluso antes de que los estudios de factibilidad están permitidos, es decir, mucho antes de cualquier proceso de licenciamiento ambiental.

Teniendo en cuenta todo esto, es innegable el impacto de este enorme complejo en el pueblo mundurucú Tapajós. Por lo tanto, es importante fortalecer las organizaciones indígenas y otras organizaciones civiles para hacer frente a una vida digna en esta gran batalla que ha comenzado. Brasil tiene una de las legislaciones ambientales más avanzadas del mundo y es también signatario de la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que se ocupa de los derechos de los pueblos indígenas, ahora es necesario luchar por estas leyes se cumplan y que la gente...¡ decida el curso del desarrollo en su país!



Fuente: http://tapajoslivre.org/site/?page_id=65
Tradujo: @australito


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ONG Vida: "Las Bestias Negras del Suelo"

Fuego, erosión y sobreexplotación de acuíferos, las "bestias negras" del suelo

España es "el país climáticamente más árido de Europa en términos de extensión de tierras, lo que se refleja evidentemente en el nivel de riesgo" de desertización, ha explicado el director general de Medio Natural y Política Forestal, José Jiménez.

17/06/2011

EFE.- Los incendios forestales, la erosión de terrenos de cultivo y la sobreexplotación de acuíferos figuran entre las "bestias negras" de la desertización en España, el país más árido de Europa con el 35% del suelo amenazado y el 6% degradado de forma irreversible. En este escenario se conmemora hoy el Día Mundial de Lucha contra la desertización y la Sequía, que en 2011 lleva el lema "Los Bosques mantienen activas las tierras secas". Real y paradójico es que con 27,5 millones de hectáreas, España sea el segundo país con más superficie forestal de la Europa y, al mismo tiempo, lidere el ránking europeo de países afectados por la desertización, ha indicado a EFEverde el responsable de la campaña de bosques y clima de Greenpeace, Miguel Ángel Soto. El fenómeno se concentra en el sureste del país y en las islas Canarias. España es "el país climáticamente más árido de Europa en términos de extensión de tierras, lo que se refleja evidentemente en el nivel de riesgo" de desertización, ha explicado el director general de Medio Natural y Política Forestal, José Jiménez, Sin embargo, ha matizado a EFEVerde, esto no implica que sea el país con mayor degradación de tierras secas con respecto a otros. "No pueden establecerse comparaciones aún, ya que no existe una metodología común europea para evaluar el fenómeno y los modelos de cada país no son comparables". De hecho, se está trabajando en el marco de la Convención de Lucha contra la Desertificación para establecer un sistema común de evaluación, que estará listo en 2013. La responsable de agua y bosques de Ecologistas en Acción, Erika González, también apunta a los intereses urbanísticos, la inadecuada gestión forestal, los incendios y el aumento de las infraestructuras de transporte como agentes causantes de la desertización. Además, casi el 80% del agua es consumida por la agricultura, una actividad "muy demandante de este recurso natural, fundamentalmente en la huerta ubicada en las zonas más secas del territorio español", añade González. Todo ello produce "impactos fuertes como es la sobreexplotación de los acuíferos, la intrusión marina en los acuíferos costeros, la eliminación del caudal ambiental, el deterioro de humedales...". A su vez, esta situación se ve agravada por la existencia de "más de 500.000 pozos ilegales" y el cambio climático, causante del aumento de temperaturas y, en consecuencia, de una mayor evaporación de los recursos hídricos. Desde Greenpeace, Soto señala que los principales problemas de erosión del suelo se localizan en áreas agrícolas debido a prácticas inadecuadas. Entre ellas, la roturación de zonas marginales en áreas de piedemonte, sobre materiales sueltos y altas pendientes, donde las subvenciones europeas han promovido la expansión de cultivos de olivos y almendros. Otra causa es la proliferación de grandes extensiones de invernaderos en las sierras costeras de Levante, que implican enormes movimientos de tierras. El director general del Ministerio de Medio Ambiente coincide en que los principales responsables de la desertización son el fuego, la erosión del suelo en cultivos agrícolas y/o inadecuadamente gestionados -"que son una proporción pequeña"-, y la sobre-explotación de algunos acuíferos. El Día Mundial de Lucha contra la Desertización fue instituido por Naciones Unidas en 1994 para sensibilizar de la necesidad de luchar contra este fenómeno, que supone la pérdida del potencial productivo, económico y biológico de los ecosistemas. 


Extraído del boletín de noticias de agroinformación de España.
asociación civil VIDA de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina.